En mi búsqueda insaciable de información en el pajar del mundo beauty he encontrado la aguja del eslabón perdido de algunas de las prácticas de belleza que son tendencia en estos momentos… ¡Ah! ¿Que nos creíamos muy modernas haciéndonos la raya del ojo y el delineado de labios de moda? Pues paremos el carro porque quizás se lo debamos a algún «icono de belleza» de un tiempo anterior, o lo que podría definirse como las precursoras de las beauty influencers.
Las tendencias muchas veces lanzan miradas melancólicas al pasado y utilizan como fuente de inspiración looks de mujeres que «lo petaron» en su momento, pero que ahora mismo sería un suicidio integrar en el siglo XXI sin un filtro que los reinvente y los haga pasar del «rancio abolengo» a «lo más trendy».
Para recuperar nuestro eslabón particular y desgranar su aportación al mundo beauty actual, me gustaría que nos remontáramos al Hollywood de los años 50, cuando una jovencísima Audrey Hepburn comenzaba su carrera bajo los focos y miradas de cientos de fans en el barrio más famoso de Los Ángeles.
Esta brillante actriz marcó un impasse en la estética femenina de la época, convirtiéndose en icono de un movimiento estético girl-next-door (la vecinita de al lado), con un outfit juvenil y fresco, muy lejano al de algunas coetáneas como Rita Hayworth o Ava Gardner, abanderadas de la tendencia general del momento: mujeres explosivas, con maquillajes muy cargados y estilos exuberantes de «agárrate que vienen curvas».
Audrey fue capaz de imponerse a esta línea general de «chica boom» y su estilo naif, apoyado por otras celebrities como Grace Kelly o Natalie Wood, perdura hasta nuestros días. ¿Cómo? A continuación lo detallamos:
¿Piel perfecta, ¿maquillaje o realidad?
Si bien Audrey apostaba por el cuidado de la piel por encima de cualquier camuflaje, con una epidermis muy hidratada y jugosa, no dejaba de sucumbir, como cualquiera, al sutil toque de color efecto radiante de «llevar algo pero que parezca que no llevo nada», ¿te suena?. No creo que Audrey predijera entonces que en 2020 éste iba a ser un resultado buscado en cuestión de belleza. Estaba dando paso a una tendencia de moda que todas conocemos como el no-makeup makeup. La actriz fue capaz de lucir este estilo fresco en contrapunto al que se sublimaba por aquel entonces en Hollywood: fondo de maquillaje aplicado a conciencia y bien cargado de polvos.
Unas cejas al otro lado del Pacífico
La chica sweet del cine americano fue precursora de las cejas anchas, pobladas y ¡ojo! tirando a rectas, con ese aire asian style que tanto nos enamora a día de hoy viendo a actrices como Cara Delavinge o Kira Knitghtley que las lucen así: rectas, salvajes y marcadas.
Mientras que algunas celebrities de los años 50 se habían pasado con las pinzas y arcos imposibles, ella supo mantener una ceja natural que rebajaba sus facciones angulosas. Hoy en día, muchas herederas de las cejas que se llevaban en los 80’s y 90’s, se ven obligadas a echar mano de técnicas como el microblading o la micropigmentación para conseguir lo que Audrey ya albergaba como un futuro hit de belleza.
La sonrisa con truco
Otro de los secretos de Audrey fue el delineado exterior al perfil del labio, para conseguir más definición y un efecto de mayor volumen. La técnica conocida como overlips y que arrasa en Instagram hoy en día, ya era conocida por la actriz que completaba el relleno con colores mayormente nude o rojo carmesí.
Tijeretazo al cabello
La actriz belga puso en el ojo del huracán un corte de pelo pixie en un momento en el que la melena y media melena, lisa y mayormente ondulada, como la de Brigitte Bardot o Marilyn Monroe, eran símbolo de feminidad y sex appeal. Ella, saltándose estos estereotipos supo potenciar sus rasgos angulosos y su esbelto cuello con este corte de flequillo largo que desvestía la nuca.
Hoy en día las pasarelas y alfombras rojas se llenan de cortes pixie y short bob, en una época donde el pelo corto y sus múltiples peinados y estilos inundan las redes en plataformas como Pinterest o Instagram.
